domingo, 12 de agosto de 2012

Ernst Hess, el judío salvado por Adolf Hitler

El «Führer» protegió de la persecución nazi a su antiguo superior militar en la I Guerra Mundial

Una historiadora alemana sostiene que Adolf Hitler defendió personalmente a un jurista judío, su antiguo superior militar en la I Guerra Mundial, y le protegió al menos temporalmente de la persecución nazi, según un informe publicado por el periódico «Jewish Voice from Germany».

Según la experta Susanne Mauss, Ernst Hess, que se desempeñaba como juez en Düsseldorf (oeste) y que había sido comandante de la compañía en el que combatió Hitler en la I Guerra Mundial, estuvo a salvo hasta 1941 gracias a la intervención personal en su favor del dictador nazi.

El caso se encuentra documentado en una carta fechada en agosto de 1940 del comandante en jefe de las SS, Heinrich Himmler, en la que ordenaba a las todas autoridades nazis «dejar tranquilo, en todos los sentidos, (a Hess), según el deseo del 'Führer'».

En el curso de la expropiación de bienes pertenecientes a judíos en favor de ciudadanos de origen «ario», proceso conocido como «arización», Hess (1890-1983) fue suspendido como juez, tras lo cual se mudó con su familia en 1936 a Bolzano, en el Tirol italiano, señala la historiadora.

«Semijudío»

Según la carta de Himmler, Hess trató de contactar con Hitler a través de un compañero de guerra común, el capitán Fritz Wiedemann, que entre 1934 y 1939 fue ayudante del «Führer». En una misiva, Hess, convertido al protestantismo, pedía ser considerado según las leyes raciales de Nuremberg, como ciudadano «semijudío» y no enteramente judío.

Aunque Hitler rechazó esta solicitud, sí que dio la orden a las autoridades a través de Himmler de trasferir la pensión de Hess a Italia. Asimismo, Hess quedó eximido de la obligación de llevar el nombre «Israel» que lo identificaba como judío y recibió además un nuevo pasaporte en marzo de 1939 que no llevaba la letra «J» (por judío) estampada en rojo.

También el jefe de la Cancillería del Reich, Hans Heinrich Lammers, y el cónsul general alemán en Italia, Otto Bene, intercedieron por Hess. Después del pacto entre Hitler y Benito Mussoliniy la italianización fascista del sur del Tirol, la familia Hess se vio obligada a regresar en 1939 a Alemania y se trasladó al pueblo bávaro de Unterwössen.

Desprotegido

En 1941 Hess recibió la noticia de que ya no se encontraba bajo la protección de Hitler y fue internado en el campo de concentración de Milbertshofen, cerca de Múnich, donde tuvo que realizar trabajos forzados.

Según la historiadora, su matrimonio con Margarethe, una mujer no judía le salvó de la deportación, mientras la hija de Hess fue obligada a realizar trabajos forzados para una compañía eléctrica.

En tanto, la madre de Hess, Elisabeth, y su hermana Berta fueron deportadas por orden de Adolf Eichmann, artífice del plan de exterminio judío. Berta murió en el campo de exterminio de Auschwitz, mientras que la madre logró huir en las últimas semanas de la guerra del campo de concentración de Theresienstadt a Suiza. Después de la guerra, Hess se desempeñó como presidente de los ferrocarriles en la ciudad de Fráncfort.

Hitler, asesino en masa

Para Rafael Seligmann, editor del «Jewish Voice from Germany» (publicación que aparece trimestralmente con una tirada de 30.000 ejemplares), está claro que los voluntariosos ayudantes de Hitler cumplían incondicionalmente las órdenes del «Führer», ya fuera como salvador o como asesino en masa. Agregó que es obligación de un periódico judío describir también de esta forma el sistema criminal de los nazis.

La historiadora descubrió en el archivo regional de Renania del Norte-Wesfalia el revelador documento durante los preparativos el año pasado de una exposición.

Hasta el momento sólo se conocía otro caso en el que Hitler intercedió por un judío en la figura del médico de su madre, Eduard Bloch, de la ciudad austríaca de Linz, que hasta su emigración en 1940 habría estado bajo la protección del «Führer».