domingo, 27 de mayo de 2012

El último nazi holandés

El criminal de guerra nazi de origen holandés Klaas Carel Faber, décimo en la lista de criminales más buscados del Centro Simon Wiesenthal, ha muerto a los 90 años en Ingolstadt, en el sur de Alemania, según fuentes médicas. Su muerte se produjo el jueves.

Klaas Faber -que colaboró con los nazis en la ocupación de Holanda durante la Segunda Guerra Mundial, entre 1940 y 1945- era el último criminal de guerra holandés de la Segunda Guerra Mundial que todavía estaba libre, según la radio holandesa RNW.

El nonagenario era reclamado por la Justicia holandesa desde hace años. Antiguo miembro del comando de las SS Silbertanne, fue condenado a muerte en su país en 1947, por haber matado a 22 judíos.

Su pena fue finalmente conmutada por cadena perpetua. En 1952, Faber y otros seis criminales convictos escaparon de la cárcel de Breda a Alemania.

En 1957 se celebró un segundo proceso, pero fue sobreseído y Faber vivía en la pequeña localidad bávara de Ingolstadt.

En 2004, los Países Bajos intentaron conseguir que Faber purgase en Alemania la condena dictada por la justicia holandesa, pero esta demanda fue rechazada por un tribunal alemán por el sobreseimiento de 1957.

En noviembre de 2010, La Haya volvió a la carga, emitiendo una eurorden de arresto contra Faber. La Justicia alemana rechazó de nuevo la extradición porque Alemania no extradita a sus ciudadanos, y el nonagenario había conseguido la nacionalidad alemana al servir en las SS, según una ley emitida por el régimen nazi.

No obstante, la legislación contempla que un país europeo que niega una extradición ejecute la condena por la cual se ha emitido dicha orden. A comienzos de este año, se había iniciado un procedimiento en este sentido.

sábado, 26 de mayo de 2012

La invasión nazi de América

Mapas publicados en 1942 plantean la invasión nazi de América


Estos esquemas publicados el 2 de marzo de 1942 en la revista Life, hablan sobre un ficticio proyecto nazi que nunca llegó a hacerse realidad, de invadir América y más concretamente Estados Unidos poco después del ataque a Pearl Harbor. En ellos se puede observar batallas pertenecientes a una realidad alternativa, como el bombardeo de Detroit y la invasión de Norfolk y Virginia.

Estos mapas fueron creados como ilustraciones para un artículo acerca de una hipotética derrota estadounidense en la Segunda Guerra Mundial creado por el pionero escritor de ciencia ficción Philip Wylie, que también es el autor de la novela 'Gladiator' (1930), sobre un proto-super héroe. Estos mapas fueron publicados en los primeros días de la participación de EE. UU. en la Segunda Guerra Mundial, por lo que existía la sensación de que esta invasión era una posibilidad real.

La revista Life publicó una llamada de atención a sus lectores. El Articulo tenía como titulo 'Ahora los EE. UU. deben combatir por su vida'.

Perder parecía algo que realmente podía suceder en América antes de la guerra. En la guerra en Europa, que había comenzado en 1939, para el año 1942 el Eje fascista contaba sus actuaciones por victorias, aunque aún estaban por llegar los acontecimientos en el Pacífico. En marzo del 42, los estadounidenses tenían Bataán, MacArthur dejó las Filipinas y tuvo lugar la masacre de Manila, el asedio de Leningrado, Corregidor, Mar de Java, el abandono de Singapur por parte de los británicos, Malasia, y mucho más. Las potencias del Eje en Europa controlaban Austria, Checoslovaquia, Polonia, Dinamarca, Bélgica, los Países Bajos, Luxemburgo, Francia, Noruega, Yugoslavia, Finlandia, Grecia, Lituania, Letonia, Estonia y partes de la Unión Soviética (Ucrania, Bielorrusia, Crimea), partes del norte de África, además de tener como aliados a Hungría, Rumanía, Bulgaria y Eslovaquia. También Italia, por supuesto, controlaba Sicilia, Etiopía y Libia. Y los japoneses invadieron una gran parte de China, el Sudeste Asiático e Indonesia. La situación general no parecía muy favorable.

Los siguientes mapas relatan cómo las potencias del Eje podrían combinar sus esfuerzos, centranse en América, y apoderarse de EE.UU. Los mapas de este tipo con flechas fueron difundidos por todo Estados Unidos y eran muy frecuentes durante esta época.



El Plan Dos se centra en un ataque frontal a la costa oeste a través de Pearl Harbor. Sería un camino muy duro. Los japoneses, con el apoyo de aviones de transporte, aterrizan primero en las islas exteriores de Hawai, establecen las bases aéreas y se acercan a Oahu. Los más difícil habría sido el salto del océano, sólo bajo la protección de la aviación naval hasta San Francisco.


El Plan Tres se centra en una travesía por el Pacífico del sur de Japón. La Flota japonesa, reforzada por los alemanes, presumiblemente tiene superioridad naval sobre la flota de EE. UU. Probablemente el primer ataque sería un bombardeo sorpresa del Canal de Panamá, inmediatamente seguido por el aterrizaje en Ecuador.

El Plan Cuatro es el más discutido de la invasión a través de Gibraltar-Dakar-Natal-Trinidad, sobre el cual ha tratado la política de defensa del presidente Roosevelt, llamada 'Buen Vecino'. Se trata del ataque a las bases por parte de una combinación de las marinas de guerra japonesa, alemana, italiana y de Vichi (nombre que usaban para el régimen francés colaboracionista desde julio de 1940 tras la invasión alemana), después de capturar Gibraltar y Suez, deberían enfrentarse a las flotas aliadas en varias partes del mundo. La invasión se iniciaría por el valle del Mississippi.


El Plan Cinco parece muy complicado porque supone cruzar el Atlántico por otra parte. Combinando armadas del Eje, se invadirían islas del Atlántico y luego se haría el trayecto de las Azores a las Bermudas y a Norfolk. Su mayor dolor de cabeza es la superioridad de EE. UU. en concepto de portaaviones y transportes marítimos. 25 buques nazis podían transportar a hasta cuatro divisiones.


El Plan Seis es la invasión clásica de San Lorenzo y Valle del Hudson. Los Alemanes fácilmente podían bombardear Chicago, Detroit, Akron y marchar a sangre y fuego a través del Medio Oeste. Para todo ello, sería un verdadero golpe de buena fortuna poder evitar a la flota británica por el camino.

Páginas 20-21


Las derrotas de Pearl Harbor y Singapur contra Japón se produjeron por filtraciones del entorno de Churchill


Personas del llamado derredor de Winston Churchill filtraron información confidencial a Japón que le ayudó a salir triunfante en el ataque a la base naval estadounidense de Pearl Harbor y a atacar a Singapur en 1941, revelan algunos documentos desclasificados por los servicios secretos británicos.

Según los documentos que recoge un documental de BBC, la contribución a la derrota de la Armada estadounidense en su base y la captura como prisioneros de 80.000 soldados británicos en la batalla de Singapur fue una 'contribución', en gran medida, de personas de alto nivel del Reino Unido, entre ellos un miembro de la Cámara de los Lores.

Un total de 2.400 muertos, 13 buques de guerra y 188 aeronaves perdidas, tal fue el costo que pagó Estados Unidos por entrar en la Segunda Guerra Mundial tras un ataque sorpresa japonés, lanzado el 7 de diciembre de 1941. Tan solo los portaaviones estadounidenses Lexington, Saratoga y Enterprise, que no se encontraban en la base en el momento del ataque, pudieron escapar del desastroso ataque, para después desempeñar un papel fundamental en la derrota de la Fuerza Naval japonesa.

Unos 80.000 soldados del imperio británico, la mitad de ellos indios, se convirtieron en prisioneros de Japón tras la caída de la fortaleza británica de Singapur a manos de las tropas niponas en 1942, tildada por el propio Churchill como uno de los peores desastres en la historia militar del reino.

Moscú, la ciudad que Hitler no conquistó

El 2 de octubre de 1941, el líder de la Alemania nazi, Adolf Hitler, dijo al intervenir ante las tropas de la Wehrmacht: "Durante los últimos tres meses y medio, logramos sentar premisas para derrotar al enemigo mediante una amplia ofensiva antes del invierno. Todos los preparativos se han concluido. Hoy se inicia la última batalla decisiva de este año...”

Entonces, los alemanes lanzaron la ofensiva contra Moscú, la denominada Operación Tifón.

Moscú, Ciudad Héroe

En 1945, Leningrado (hoy, San Petersburgo), Odessa y Sebastopol (Ucrania), Stalingrado (hoy, Volgogrado, a orillas del Volga) recibieron el título honorífico de Ciudades Héroe.

Moscú no fue incluida en esta lista hasta pasados 20 años, el 8 de mayo de1965, después de que tres mariscales soviéticos, Kónev, Sokolovski y Rokossovski, enviaran al Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) una solicitud de otorgar a Moscú el título de Ciudad Héroe.

El 12 de septiembre de 1941, Iván Kónev
fue nombrado Comandante del Frente Occidental
"Esta solicitud fue necesaria para que la capital soviética recibiera el título”, dijo Natalia Kóneva, hija del Mariscal de la URSS, Iván Kónev y presidenta de la Fundación En Honor de los Adalides de la Victoria. “Se dejaron a un lado los títulos, especialmente en el período de posguerra. Se sabe que en septiembre y octubre de 1941, los alemanes estaban muy cerca de Moscú e incluso podían literalmente observar el Kremlin con prismáticos”, agregó.

El 12 de septiembre de 1941, Iván Kónev fue nombrado Comandante del Frente Occidental, que defendía la capital soviética durante la batalla de Moscú. Kónev consideraba que esta batalla era la más importante en su vida.

En julio de 1941, el cuerpo de ex líder soviético, Lenin, fue trasladado secretamente desde el mausoleo de la Plaza Roja a un lugar seguro en Tiumén, Siberia. En octubre, se cerró el metro y las estrellas del Kremlin fueron cubiertas con fundas de tela espesa. Moscú se preparaba para los ataques aéreos masivos de la aviación alemana. Comenzó la evacuación de la población.

El Comité de Defensa de la URSS tomó la decisión de evacuar urgentemente de Moscú a otras ciudades de la URSS a instituciones, academias militares, fábricas, embajadas etc.
En la capital de la URSS olía a papel quemado. Se echaban al fuego los documentos que era imposible evacuar de Moscú.


La evacuación masiva de Moscú

El 12 de septiembre de 1941, Iván Kónev fue nombrado Comandante del Frente Occidental. "El pánico empezó a cundir en Moscú. Mi padre solía hablar poco de esto porque le daba pena”, cuenta Natalia Kóneva. “El 17 de octubre de 1941, empezó la fuga masiva de la capital”, agrega.

En aquella época el moscovita Vladimir Litvakov tenía 17 años. Junto con sus amigos, Litvakov extinguía bombas incendiarias, cavaba trincheras e intentaba reclutarse en el Ejército. Según Litvakov, su familia no iba a irse, mientras que la fuga masiva de los moscovitas del 17 de octubre fue provocada por los alemanes que varios días antes de esto habían lanzado octavillas sobre Moscú advirtiéndoles a los moscovitas que ese día las tropas de la Wehrmacht ocuparían la capital soviética. “El 17 de octubre, estuve sentado en el techo de mi casa y vi los coches, los carros de caballos con los bártulos encima, personas con mochilas, paquetes y maletas precipitarse hacia la carretera Entuziastov, en dirección de la ciudad de Gorki, actual Nizhni Novgorod”, cuenta Litvakov.

Los rumores de que el propio líder soviético, Iósif Stalin, había abandonado Moscú aumentaban el pánico aún más. “Pero Stalin renunció a esta decisión en el último momento. Según se sabe, iba y venía por el andén dispuesto a irse, pero se quedó y esto fue muy importante para los que vivían en la capital y los que la defendían. Fue importante lo que Stalin estuviese en el Kremlin, trabajando”, dice Natalia Kóneva.

El 10 de octubre de 1941, Georgui Zhúkov fue nombrado Comandante del Frente Occidental

La noche del 4 a 5 de octubre de 1941, el Comité de Defensa de la URSS tomó la decisión de considerar la línea de defensa de Mozhaisk (una de las tres líneas de defensa de Moscú) como la más importante y concentrar allí las principales fuerzas del Ejército Rojo.

Georgui Zhukov
El 7 de octubre, el general Zhúkov viene de Leningrado a Moscú por la orden de Stalin y desde el aeropuerto se dirige a reunirse con el Comandante Supremo de la URSS.

El 10 de octubre, Georgui Zhúkov asume el mando del Frente Occidental e Iván Kónev es nombrado el primer Comandante adjunto. El Gran Cuartel General decide formar en las proximidades de la capital una línea de defensa adicional, el área de Moscú. “Mi padre no podía dormir”, recuerda la hija del mariscal Zhúkov, Era Zhúkova: “Y aunque le dijo a Stalin que no cabía duda que defenderían Moscú, en realidad no podía estar tan seguro”, agrega.

Las autolesiones

Los Comandantes que defendían Moscú tenían muchas dudas. No en vano el estado mayor del 16º Ejército, que formaba parte del Frente Occidental, presentó al Gran Cuartel General el plan de defensa de la capital, que abarcaba dos variantes del desarrollo de acontecimientos.

La primera preveía reforzar la defensa y la segunda, replegar las tropas hacia una nueva línea de defensa. El Comandante del 16º Ejército que combatía en la zona de Volokolamsk (ciudad a unos 36 km al suroeste de Moscú) fue Konstantín Rokossovski.

“La primera parte del plan fue aprobada y la segunda no. Zhúkov escribió a su bisabuelo que él mismo prohibía cualquier retirada a las tropas bajo su mando”, cuenta la periodista Ariadna Rokossovskaya, biznieta del mariscal de la URSS, Konstantín Rokossovski.

Durante la batalla de Moscú, Rokossovski fue testigo de una forma especial de deserción que describió posteriormente en sus memorias. Pero la censura no permitió publicar estos recuerdos del mariscal por consideraciones ideológicas.

"Los soldados se pegaban un tiro en el brazo izquierdo, en un dedo o dos, para que les dieran de baja. Mi bisabuelo escribe que esto sucedía con frecuencia y al fin y al cabo se decidió juzgar a tales personas”, cuenta Ariadna Rokossovskaya.

Al inicio de la guerra, los soldados pudieron herir uno al otro por acuerdo mutuo. “Leo los fragmentos cuya publicación fue prohibida y entiendo que la URSS consiguió la victoria en la batalla de Moscú por mera casualidad”, dice Ariadna Rokossovskaya.

“Por ejemplo, mi bisabuelo periódicamente recibía a nuevos efectivos, armamento y material bélico. A mediados de octubre de 1941, llegaron soldados de caballería provenientes de Asia Central. Resultó que los caballos no iban herrados con herraduras adaptadas para el invierno. Los pobres animales se deslizaban y se fracturaban las piernas”, agrega.

Se cometieron muchos errores más o menos graves durante la batalla de Moscú. Los soldados soviéticos se retiraron, cayeron en cercos. Hubo confusión entre los altos cargos militares. En reiteradas ocasiones parecía que la catástrofe era inevitable y el frente está a punto de ceder.

“Pero se logró mantener la línea de defensa. Y Dígase lo que se diga de las dificultades y problemas que fueron inevitables durante los días de la defensa de Moscú, pero en primer lugar hay que recordar que el frente no cedió. Así lo decía mi padre. Moscú aguantó y los alemanes no la ocuparon”, dijo Natalia Kóneva, hija del mariscal de la URSS Iván Kónev.

"Nos decían constantemente que Moscú cayó"

Hitler planeaba entrar victorioso en la capital de la URSS el 7 de noviembre de 1941. Los altos mandos alemanes se preparaban para celebrar el desfile militar en la Plaza Roja. Para este evento se fabricaron grandes cantidades de cruces de oro y de plata y otras condecoraciones para los oficiales de la Wehrmacht.

El 7 de noviembre, sí que se celebró el desfile. Pero por la Plaza Roja desfilaron los soldados soviéticos en homenaje al 24º aniversario de la Revolución Bolchevique. Además, este evento mejoró el estado de ánimo de los que inmediatamente tras el desfile se dirigieron a la línea de frente, que estaba a una distancia de varios kilómetros del centro de la ciudad.

Dos días antes del desfile los alemanes expulsaron a todos los habitantes de la aldea Golovkovo ocupada por ellos. “En este poblado ubicado en el distrito de Naro-Fominsk vivían unas 250 personas. En aquella época, María Kubrakova tenía 16 años.

Recuerda muy bien cómo les llevaron hasta la ciudad de Bórovsk (en la provincia de Kaluga) y encerraron en una iglesia. En esta iglesia vivieron durante casi tres meses, hasta que el Ejército Rojo liberó su aldea natal. "Nos alimentamos muy mal. Era imposible llevar mucho consigo. Ni siquiera nos dieron el agua y salíamos a la calles al menos para tomar la nieve”, recuerda una habitante de la aldea Golovkovo, María Kubrakova. “Limpiábamos los caminos para los alemanes. La gente se debilitaba y muchos murieron”.

Pero, según Kubrakova, lo más grave en aquellos días fue la falta de información sobre los acontecimientos en el frente, sobre el Ejército Rojo y sobre Moscú. "Nos decían constantemente que Moscú cayó. Posteriormente, cada 7 de noviembre, observé el desfile militar en la Plaza Roja”, dijo Kubrakova. “Y siempre recordaba que en noviembre de 1941, no cesaron de afirmar que Moscú cayó, y no era verdad”, agregó.

jueves, 10 de mayo de 2012

El hijo de Stalin murió fusilado


Yákov Dzhugashvili, el hijo de Iósif Stalin, fue abatido a tiros por un guardia en el campo de concentración nazi de Sachsenhausen, en Alemania, según los documentos de unos archivos secretos revelados por historiadores rusos.

Yákov Dzhugashvili, hijo mayor de Stalin y su primera esposa Ekaterina Svanidze y teniente superior de artillería del Ejército Rojo, fue capturado durante los combates del inicio de la guerra, el 16 de julio de 1941, en la región de la aldea de Liasnovo, en Bielorrusia, según reveló Mijaíl Zúev, científico historiador del Instituto de Historia Bélica y uno de los autores de 'La Gran Guerra Patria de 1941-1945', una obra de 12 tomos que es la descripción más detallada de la historia del acontecimiento más trágico y sangriento del siglo XX y de toda la historia de la humanidad.

Al caer prisionero, Yákov se encontraba en el campo de concentración de Hammelburg, ubicado en Baviera del Sur, de donde en marzo de 1943 fue trasladado al campo nazi de Sachsenhausen, donde estaba bajo vigilancia en la zona especial 'A', relató este martes el historiador ruso a la agencia RIA Novosti. Según unos testigos, en el cautiverio alemán el oficial soviético se comportó con gran hombría y dignidad.

Sachsenhausen fue uno de los principales campos de exterminio de Wehrmacht, ubicado en los alrededores de Berlín, donde durante la Segunda Guerra Mundial los fascistas mataron a más de 100.000 prisioneros de guerra.

Según palabras de Zúev y como se deduce de los documentos, Yákov en el campo de Sachsenhausen no se comunicaba con nadie e incluso menospreciaba a los soldados y oficiales alemanes.

A finales de 1943, durante un paseo cerca de la barraca, Yákov se negó a cumplir la orden de un soldado de guardia de pasar a la barraca y se dirigió a través del sendero neutral al alambre.

"Después del grito del centinela, Yákov empezó a blasfemar, rotó el cuello de su guerrera y gritó al centinela: '¡Dispara!'. El centinela disparó contra su cabeza y le mató", relató el historiador.

"La Segunda Guerra Mundial ha terminado" y por ello, usted está despedido


Ed Kennedy tras asistir a la batalla de Anzio (Italia)

“Reims, Francia. 7 de mayo de 1945. Alemania se ha rendido incondicionalmente al Ejército Aliado y a la Unión Soviética esta madrugada a las 2.41, hora de Francia. La rendición tuvo lugar en una pequeña escuela que sirve de cuartel general al general Dwight D. Eisenhower”. Así comenzaba la crónica en la que Edward Kennedy, el corresponsal de guerra de Associated Press (AP), narraba en primicia el fin de la II Guerra Mundial. La exclusiva que cualquier medio de comunicación hubiera soñado publicar le costó a su autor el puesto de trabajo. La agencia de noticias despidió a Kennedy por haber desvelado una información que el Ejército había embargado. Sesenta y siete años después, el presidente y consejero delegado de AP, Tom Curley, ha perdido perdón por esa decisión.

Lamentablemente, la reivindicación pública de la labor de Kennedy llega muy tarde. El periodista falleció en 1963 con 58 años en un accidente de tráfico. Su única hija, Julie Kennedy, sin embargo, acepta el perdón. “En el prólogo Curley se disculpaba, pero no me esperaba que lo hiciera de manera pública. Estoy contentísima”, indica en conversación telefónica desde su casa en Bend (Oregón), aunque reconoce que “hubiera sido maravilloso” de haberse producido en vida de su padre, quien siempre esperó a que su antigua empresa reconociera que su despido fue un error.Las disculpas coinciden con la publicación este miércoles en EE UU del libro de memorias de Kennedy, Ed Kennedy's War: V-E Day, Censorship & The Associated Press (La Guerra de Ed Kennedy: El Día de la Victorya, la censura & Associated Press, en su traducción al español), en cuyo prólogo ha participado el propio Curley. “Fue un día terrible para AP. El asunto se gestionó de la peor manera posible”, dijo en declaraciones a su propia agencia. “Él lo hizo todo bien”.

Kennedy fue uno de los 17 reporteros elegidos para asistir a la firma de la rendición el 7 de mayo en Reims. En su vuelo de vuelta a París el Ejército les hizo prometer a todos que no revelarían nada hasta que el anuncio se hiciera oficial por parte de los dirigentes de las potencias implicadas en el conflicto. Los Aliados habían acordado, a petición de la URSS, hacer una ceremonia oficial en Berlín el 8 de mayo

Desde su hotel telefoneó a la delegación en Londres. “Soy Ed Kennedy desde París. La guerra ha terminado. Voy a empezar a dictar”. Solo pudo transmitir 200 palabras, suficientes para que a las 9.36 (hora de Estados Unidos, mediodía de Francia) se divulgaran alrededor del mundo, provocando la lógica euforia colectiva ante tal acontecimiento. Sin embargo, en Washington no se compartía la misma alegría. El Ejército de EE UU acusó a Kennedy de haber violado el embargo militar y de haber faltado al juramento que hizo en el avión, lo expulsó de Europa y prohibió a AP la cobertura de cualquier información de guerra durante 50 días. El reportero siempre defendió que ese embargo no era militar sino exclusivamente político, una impresión con la que ahora coinciden los mismos que le despidieron.Mientras la información permanecía embargada, en Europa muchos seguían luchando y muriendo ignorando que la guerra, de facto, ya había acabado. En su habitación delHotel Scribe de París, Kennedy sintonizó una emisora alemana donde escuchó cómo se informaba del armisticio. El periodista de AP, convencido de que el embargo no se debía a causas militares sino políticas, se dirigió a la Oficina de Censura para advertirles de que él iba a lanzar la noticia. “Durante cinco años habéis justificado que la única razón de la censura era salvar vidas. La guerra ha terminado. Yo mismo he asistido a la rendición ¿Por qué no debe saberse?” les dijo a los responsables.

En 1945, sin embargo, muchos de sus colegas consideraron la acción de Kennedy una traición antes que una reivindicación del derecho a la información y la libertad de prensa. The New York Times publicó un editorial en el que lo acusaba de “haber hecho un flaco favor a la profesión” y censuraba a AP por haberse vanagloriado, en un principio, de la exclusiva. “Si fue una primicia fue solo porque el resto de los 16 colegas del señor Kennedy decidieron mantener sus compromisos”.“Kennedy se comportó como un héroe, desafió la censura y las presiones del Gobierno porque su compromiso estaba con la verdad. Su decisión es la encarnación de las máximas ambiciones a las que debe aspirar un periodismo de calidad”, explica en conversación telefónica el profesor John Maxwell Hamilton, rector de la Universidad Estatal de Luisiana y coautor, con Curley, del prólogo del libro del reportero.

Hubo otros compañeros de profesión que defendieron el trabajo de Kennedy y le ofrecieron trabajo. En 1946, comenzó a trabajar como editor jefe de The Santa Barbara News-Press y tres años más tarde, fue contratado como editor asociado de The Monterey Peninsula Herald. El reportero siempre reivindicó su decisión, lo hizo en 1948 en su artículoLo volvería a hacer, publicado en The Athlantic Monthly, y en sus memorias, que nadie quiso publicar mientras vivió.

Su hija lo ha hecho ahora. “Cuando mi padre falleció yo tenía 16 años y no tenía ni idea de lo que le había sucedido”, explica Julie. “Él nunca me contó nada de su vida como reportero, creo que pensaba que no estaba preparada para entender lo que supuso la II Guerra Mundial”. Hasta que no se ha jubilado, la única descendiente del reportero no ha encontrado tiempo suficiente para ordenar los escritos que dejó su padre en los que, advierte Julie, no solo se relata lo sucedido alrededor de la exclusiva del final de la guerra, sino la dilatada experiencia de Kennedy como corresponsal.

El veto del Ejército a Kennedy para cubrir acontecimientos bélicos truncó una carrera como corresponsal de guerra que comenzó en España en 1935, recién contratado por AP, para informar sobre la Guerra Civil. “Fue el único reportero de EE UU presente en la toma de Tobruk [Libia] en junio de 1941, informó de que en las victorias de Rommel en Libia y Egipto [1942] se emplearon obuses disparados desde cohetes contra la población, estuvo en los Balcanes, con las tropas estadounidenses en la Batalla de Anzio [1943], en la retirada de los nazis de Roma [1944]…”, cuenta orgullosa Julie. Aunque terminó sus días en periódicos pequeños, Kennedy, según su hija, nunca se sintió frustrado por ello ni se compadeció a sí mismo. “Se hizo cargo de periódicos mediocres y consiguió que la Asociación de la Prensa de California premiara sus artículos año tras año”. 

jueves, 3 de mayo de 2012

Hallan una postal inédita de Hitler


El destinatario es Karl Lanzhammer, compañero de regimiento del dictador en la Primera Guerra Mundial
Escrita de su puño y letra y enviada el 19 de diciembre de 1916. Se acaba de conocer una postal inédita escrita por el dictador Adolf Hitler a Karl Lanzhammer, compañero de regimiento del genocida en la Primera Guerra Mundial. En aquel momento Hitler tenía 27 años y se encontraba en Munich recuperándose de las heridas sufridas en el frente. Los investigadores de Europeana 1914-1918, una organización que recoge objetos y testimonios de aquel conflicto, cuyo centenario se cumple dentro de dos años, fueron los descubridores de la inédita postal de Hitler.

Tal y como informa la BBC, la Universidad de Oxford ofreció a sus expertos en la época para confirmar la autenticidad de la postal del genocida. Uno de los investigadores de la prestigiosa universidad británica, Stuart Lee, ha afirmado que sintió «un escalofrío» cuando se pudo concluir que la misiva era de Adolf Hitler. «Era difícil creer que en un evento local para recoger historias de gente corriente estuviese viendo un documento desconocido hasta el momento del puño y letra de Hitler; yo estaba tocando algo que Hitler había tocado», ha dicho.

La imagen de la postal muestra la ciudad de Núremberg. La misiva del líder del III Reich a su compañero de batallón dice así: «Estimado Lanzhammer, ahora estoy en Múnich en el Batallón de Reemplazo. Actualmente estoy bajo tratamiento dental. Justamente, me presentaré como voluntario para el campo de batalla inmediatamente. Un cordial saludo, A. Hitler».

El historiador Thomas Webber, de la Universidad de Aberdeen, afirma a la BBC que el ejército había sustituido a la familia en la vida de Adolf Hitler., «cualquier otro soldado habría escrito a su hogar», asegura. Webber identifica al ejército como la «red social» más próxima al dictador. El historiador destaca la importancia del hallazgo, dado que la Alemania nazi puso en marcha una eficaz operación de «limpieza» del pasado de Hitler de la que no se salvaron muchos documentos sobre la vida del personaje. En la postal hay una falta de ortografía. Para la palabra «inmediatamente», Hitler escribió «soffort» en lugar de «sofort».