jueves, 9 de junio de 2011

Jack Churchill, el arquero de la Segunda Guerra Mundial

Muchas historia increíbles hemos leído de la Segunda Guerra Mundial, pero muy pocas superan a la protagonizada por Jack Churchill: un extravagante capitán del ejército británico, obsesionado con la historia de Inglaterra, que combatió en el más devastador y mortífero conflicto del siglo XX armado con un arco, flechas y una espada «claymore» de doble filo, originaria de la Edad Media, que no dudaba en utilizar cuando tomaba al asalto posiciones enemigas ante el asombro de los soldados que comandaba. 
Este héroe o enajenado mental, que era conocido entre los miembros de su compañía como «El luchador Jack Churchill» o «Loco Mad», era algo así como un guerrero sacado de otra época, un soldado absolutamente anacrónico que combatía en una guerra moderna. Fue de hecho, el único combatiente inglés que en siglos, y el último hasta la fecha, que había matado a un enemigo con un arco y una flecha.

Nacido en 1906 en Hong Kong, se alistó por segunda vez en el Ejército británico cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. En la primera, se había pasado la mayor parte del tiempo aprendiendo a tocar la gaita, viajando en moto por todo el subcontinente indio e incluso a reprensentar a Inglaterra en el Campeonato Mundial de Tiro con Arco, celebrado en Oslo en 1939. Poco antes, sus excentricidades, «como hacer sona la gaita en la sala de guardia a las tres de la mañana o estudiar la campaña incorrecta en el examen para su promoción», escribe su biógrafo, le llevaron a hacer una pausa en el Ejército en 1936.

Aunque su dominio con el arco le proporcionaron pequeños papeles en películas como «El ladrón de Bagdad» o «Ivanhoe», nunca tuvo la oportunidad de demostrar al mundo que era un oficial y, sobre todo, un soldado dispuesto a desempeñar las misiones más peligrosas, así que, cuando la sombra de la Guerra se cernió sobre Europa, se alistó esa segunda vez al Ejército… no sin antes pasarse por un tienda de Londres a adquirir un buen arco de madera de tejo español de 100 libras, construido al estilo medieval.

Fue en sus actuaciones durante la guerra donde se ganó su fama de «luchador» intrépido y soldado «loco». En diciembre de 1939, por ejemplo, en Polonia, sorprendió a todos abalanzándose sigilosamente, hasta unos 50 metros de las trincheras alemanas, disparando flechas hasta que los soldados enemigos comenzaron a agitarse y gritar. Poco después, en mayo de 1940, en Francia, cuando estaba al mando de una compañía de infantería que debía defender el pueblo de L´epinette, fue capaz de acercarse hasta un granero sin ser visto por los nazis, y atravesar con una flecha desde 30 metros de distancia a un sargento alemán, antes de que comenzaran los disparos de sus hombres contra el resto de enemigos.
«Una de las incidencias más celebradas de la evacuación de Dunkerque –podía leerse en el diario de guerra de la cuarta brigada de infantería– fue la visión del capitán Churchill, marchando por la playa con su arco y sus flechas. Sus acciones en el Saar con sus flechas son conocidas por muchos y su disgusto por no haber podido practicar con ellas tanto como le habría gustado, ha sido notable. Su ejemplo y buen trabajo con su grupo de ametralladoras han sido una gran ayuda para la cuarta brigada de infantería»

Sus conquistas y el asombro de sus compañeros y superiores no de detuvieron ahí. En diciembre de 1941, en la Noruega ocupada por Hitler, fue el primer hombre que puso su pie en la playa, al frente de dos compañías dentro de la «Operación Arquería». Churchill desembarcó con su espada en alto contra la batería enemiga mientras gritaba a sus soldados, y los enemigos cayeron pronto, en una acción que le valió su segunda Cruz Militar

Su momento cumbre llegó en otoño de 1943, durante el ataque nocturno a la población italiana de Piegoletti. Tras intimidar y capturar a 136 soldados alemanes al grito de «¡comando!», consiguió infiltrase en el pueblo y continuar intimidando a los enemigos sin ser descubierto, tan solo con su espada, haciéndose con los puestos de guardia y sin disparar una sola bala. Por esta acción recibió una nueva condecoración.
Su suerte se acabó en 1944, en Yugoslavia, tras quedar aislado con seis de sus hombres en el ataque a una posición alemana. Cuando todos sus hombres cayeron heridos, el «Loco Mad» sacó su gaita y comenzó a tocar «No volverás» para animar a los soldados, pero una granada cayó a su lado y le dejó inconsciente. Al despertar, estaba rodeado de nazis. 

Fue enviado al campo de concentración de Sachsenhausen, donde conoció a veteranos que habían participado en el hecho real que inspiró la famosa "Gran Evasión". Se unió a ellos y, en su lucha continua, consiguió exacavar un túnel por debajo de los muros de la prisión y escapar. Estuvo libre 14 días, hasta que la Gestapo volvió a capturarlo. 

A pesar de las órdenes de Hitler de ejecutar a todos los enemigos, un capitán nazi se negó a hacerlo, por lo que, al término de la guerra, cuando tenía 40 años, pudo ingresar en la escuela de saltos, hacer se paracaidista y seguir participando en acciones militares estratégicas. 



La guerrilla en la Guerra de la Independencia española


El ejército español que tan célebremente lidero las partidas de guerrillas contra las fuerzas invasoras de Napoleón, a menudo contaba entre sus filas con ladrones psicópatas que aterrorizaban a civiles, tomaban dinero у víveres por la fuerza y hasta podían llegar a coger rehenes.

Esta es la conclusión de un estudio que está transformando la opinión de los historiadores sobre la Guerra de la Independencia española. Conflicto en el que Esparta у Portugal, con la ayuda de Gran Bretaña, intentaron expulsar a los franceses de la Península Ibérica. En el estudio, que todavía no está concluido, puede apreciarse ya una complejidad política y militar hasta ahora subestimada.En concreto, el artículo reduce la importancia de las guerrillas españolas, calificando a muchos de los guerrilleros de bandidos más que de soldados irregulares.

La Guerra de la Independencia española tuvo lugar hace 200 años y desde entonces, la propaganda mas nacionalista española ha intentado optimizar el perfil у la reputación de las llamadas guerrillas. Tradicionalmente, se considera que supusieron el mayor azote al ejército de ocupación francés, pero estudios recientes llevados a cabo por historiadores españoles demuestran que tan solo un 19% de los caídos franceses fueron debidos a las guerrillas, mientras que el ejército regular español fue responsable de la mitad de las bajas enemigas. En el nuevo estudio también se sugiere que los británicos у portugueses fueron los responsables del restante 30% de las muertes francesas, lo que demuestra que las guerrillas fueron, contrariamente a lo que hasta ahora se venía pensando el factor mas pequeño у de menor eficacia en la derrota napoleónica en España.

Asimismo, el historiador Charles Esdaile, autoridad británica en la Guerra de la Independencia española, también rebaja el papel desempeñado por las guerrillas. El historiador de la Universidad de Liverpool calcula que entre 1810 у 1812, no causaron más de 3.000 bajas francesas en el sur de España. Segun Esdaile, “fueron responsables del aumento del crimen en zonas rurales. En contra de lo que se cree, no se trato de ninguna cruzada popular contra Napoleón".

Sus estudios demuestran que las guerrillas estaban formadas por una mezcla de bandoleros tradicionales, desertores del ejército у aldeanos comunes forzados a comportarse como bandidos debido al colapso de la economía que había causado la ocupación francesa.

En la España septentrional la situación era distinta y, si cabe, aun más compleja. Se formaron ejércitos privados que llegarían a fusionarse con el ejército español у que estaban de nuevo formados, al menos en parte, por bandoleros у desertores. No obstante, de manera aun más sorprendente, Esdaile estima que en estas milicias privadas antigalas también había varios miles de franceses. Se trataba de batallones enteros de soldados franceses que habían sido capturados у obligados a servir a España bajo amenaza de muerte.

Pero los españoles no eran los únicos que enviaban a soldados capturados a combatir. Esdaile calcula que al menos 20.000 soldados españoles capturados optaron por servir a Napoleón en vez de seguir siendo prisioneros de guerra.

Algunos aspectos de la participación de Gran Bretaña consiguen hacer además la situación aun más compleja. Los estudios revelan por primera vez la historia de un extraño oficial británico que engaño a sus superiores (entre los que se incluía el futuro duque de Wellington) para que le permitieran entablar una peculiar guerra similar a la que mantendría Lawrence de Arabia un siglo después.

El aventurero en cuestión era un escocés de nombre John Downie que se aburría sirviendo al ejército británico como oficial de suministros destinado en Portugal у decidió formar su propio ejército privado. Tras convencer a los británicos de que contaba con apoyo español de alto rango, a la vez de que convencía a las autoridades españolas de que contaba con apoyo británico de alto rango, condujo a su reducido ejército tras las líneas enemigas. De manera verdaderamente extraña pensaba que sus tropas eran una reencarnación de los conquistadores españoles en América у obligo a sus hombres a vestirse con trajes del siglo XVI. Al final llego a convertirse en héroe de guerra (además de en ciudadano español) у tras el conflicto trabajo hasta el final de sus días como gobernador del palacio que el rey de España tenia en Sevilla. 

La Guerra de la Independencia española también fue un conflicto de ámbito internacional. En el ejército trances había polacos, italianos, alemanes, holandeses, ucranianos у hasta egipcios, mientras que la legión alemana del rey (el "heredero" del antiguo ejército de los Hannover) lucho en el bando británico. Otro regimiento famoso por sus asesinatos, violaciones, saqueos у falta de disciplina estaba formado por desertores franceses у antiguos prisioneros de guerra comandados por emigrantes franceses de tendencias antinapoleonicas у promonarquicas.

Por ultimo, el estudio de Esdaile seguramente revolucione la opinión que se tiene de la política francesa de ocupación en España. Su análisis muestra que la estrategia que emplearon resultaba especialmente sofisticada e ilustrada. Se han descubierto nuevos textos que prueban que los franceses organizaron campañas de salud pública, comedores de beneficencia para los pobres у planes de creación de empleo para ayudar a paliar el desempleo.

Revolución Egipto 2011

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domingo, 5 de junio de 2011

En busca del último neandertal

El hallazgo en los Urales de herramientas de 33.000 años de antigüedad hace sospechar a los científicos que esta especie humana desapareció miles de años más tarde de lo que se creía y convivió un largo tiempo con los humanos

El hallazgo en los Urales, al norte de Rusia, de 313 herramientas con 33.000 años de antigüedad ha reavivado el fuego alrededor de algunas de las cuestiones más inquietantes de la Paleontología: ¿Hasta cuándo sobrevivieron los neandertales? ¿Durante cuánto tiempo convivió esta "segunda especie inteligente" con la nuestra? El hallazgo, que aparece esta semana en Science, podría ayudar a encontrar respuestas a preguntas que, hoy por hoy, siguen sin contestar.

Hace 33.000 años ya había en Europa hombres "como nosotros". Nuestra especie, en efecto, llegó al continente europeo hace alrededor de 40.000 años y allí se encontró con otros pobladores mucho más antiguos y que desaparecieron al poco tiempo de nuestra llegada. ¿Qué fue exactamente lo que pasó?

Lo cierto es que no existen en todo el viejo continente restos de neandertal que sean más antiguos de 40.000 años. Pero el hallazgo de un completo juego de herramientas en los montes Urales podría adelantar esa fecha en varios miles de años. Por desgracia, no existen restos humanos asociados a esas herramientas. Es decir, no han aparecido los cuerpos de sus constructores.

Herramientas encontradas en los Urales
Herramientas encontradas en los Urales

A pesar de ello, parece claro que fueron fabricadas con una tecnología mucho más antigua de la que utilizaban en ese momento los humanos modernos. Y si no fueron ellos, nuestros antepasados directos, entonces tuvieron que ser hechas por un grupo de neandertales, una pequeña población que, por algún motivo, logró sobrevivir en aquella gélida región (cerca del Círculo Polar Artico) mientras que sus congéneres se extinguían por todas partes sin remedio.

Distribución de los Neandertales en Europa
           Distribución de los Neandertales en Europa

La "sustitución" del hombre de neandertal por nuestra propia especie no se hizo en un día, sino que fue un proceso que duró varios miles de años (muy poco para la desaparición completa de una especie). Ahora bien, ¿Cuánto tardaron exactamente en extinguirse por completo? ¿Dónde y cuándo vivió el último hombre de neandertal?

Si el hallazgo de los Urales se confirma, estaríamos, precisamente, ante algunos de los últimos representantes de una clase de ser humano que vivió a sus anchas en Europa durante por lo menos 350.000 años. Y que fue sustituido en muy poco tiempo por otro tipo de hombre recién llegado: nosotros.

En busca del último neandertal, L. Slimak

El autor principal del artículo, Ludovic Slimak, ha estudiado a fondo las herramientas y asegura que son directamente comparables con otras, mucho más antiguas, asociadas sin lugar a dudas a asentamientos de neandertales. Slimak y sus colegas han logrado encontrar en el yacimiento de Byzovaya, hasta 313 herramientas, esparcidas junto a restos de mamut y otros animales. Las herramientas consisten en raspadores, núcleos y artefactos de piedra, y todos ellos con las características distintivas y el estilo de fabricación propio de tiempos mucho más antiguos, del Paleolítico Medio. No hay cuchillos ni hojas afiladas y cortantes, algo que, en el Paleolítico Superior, sí que utilizaban los pobladores de nuestra propia especie.

El mapa muestra la localización de Byzovaya
                                              El mapa muestra la distribución de Byzovaya

Si se logra encontrar allí algún resto de neandertal que confirme sin lugar a dudas la autoría de estos artefactos, significaría que las dos especies humanas inteligentes, la de los neandertales y la nuestra, coexistieron durante un tiempo mucho más largo del que se creía.

Investigaciones recientes han demostrado ya que el 4% de nuestros genes son una herencia directa del hombre de neandertal. Quizá nuestro contacto con ellos fue mucho más intenso y directo del que ese exiguo porcentaje parece sugerir.

Ludovic Slimak (izquierda) examina el colmillo de un mamut
Ludovic Slimak (izzquierda) examina el colmillo de un mamut